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domingo, 6 de noviembre de 2011

Love Story o el caos creativo

Amor, frio, nieve y suerte, agitamos un poco y ya tenemos un éxito: Love Story

      La humedad que en estos días atraviesa España, con las abundantes lluvias otoñales, está reblandeciendo mi ánimo. Tras un impulso melancólico, y con la falta de control de un sonámbulo, me lancé hace unos días a rescatar de mi videoteca un DVD, de esos que cada cierto tiempo se lanzan para revivir los éxitos del pasado. Love Story, casi nada.
       No quiero aburrir una vez más con mis historietas sobre cine, pero permitidme que con esta escusa, hable de algo que siempre me ha intrigado: La influencia del caos en la creación artística, ¡toma ya!.

      El cine y otras artes colectivas, está plagado de ejemplos donde la improvisación y  la más absoluta falta orden, acaban generando obras llenas de "coherencia", exitosas muchas de ellas y algunas geniales.




       No pretendo colocar Love Story al nivel de Casablanca, otro de los ejemplos de esto que estamos hablando, pero dejadme como digo, que os cuente esta historia creativa, que fue como sigue:
       Un escritor no muy conocido Erich Segel, envía a diestro y siniestro un guión sobre una historia de amor, (Love Story, que tampoco se rompió la cabeza el buen hombre), sin el más mínimo resultado. Fracaso total. 


Ali McGraw, joven, Guapa y con olor a jabón a pesar del gato
      En esto que el susodicho guión cae en manos de la actriz Ali McGrawEn España este nombre siempre será recordado por un magnífico anuncio en el canal estatal, y único: "La piel tersa de Ali McGraw recomienda Lux", los que no habíamos visto la película pensábamos que el jabón lo fabricaba ella.
       Pues bien, a esta buena señora, con 39 años le encanta la idea de representar los veinte y tantos que su personaje tiene en este drama de amor, semi-adolescente.
       Tenemos actriz, pero no película, por lo que ponen el asunto en manos de una "Mayor" en quiebra, La Paramount y un productor con pocas ganas de meterse en líos pero enamorado hasta las cachas de la señorita McGraw, Howard Minski. Al fina se casaría con ella, que queréis saberlo todo...
       El tal Minski convence a un director que rechazaba proyecto tras proyecto, y que volvía de unas vacaciones espirituales en Japón, Arthur Hiller. Le pone sin embargo una única condición: tiene que jurar sobre la biblia, que la película no costará más de 2 millones de dólares. Un método muy eficaz como bien sabe la gente de Leman Brothers.


El apuesto O'neal se pasa la película aparentando ser un maestro del patinaje.
 La realidad: NO SABÍA PATINAR
       El actor pricipal Ryan O'neal, ocupaba un lugar tan bajo en la lista de preferencias del director, que fue elegido casi por aburrimiento, tras escuchar las negativas de medio Hollywood. De hecho, nunca le convenció del todo.
       Bueno, todo lo anterior no importa, porque las escenas románticas en la nieve, los maravillosos escenarios de Harvard y una buena campaña publicitaria arreglaron el asunto, de no ser por...
       Las escenas de nieve, erótico lametón de Alli McGraw incluido, fueron improvisadas en Bostón ante la mayor tormenta de nieve en 20 años en la costa este. Rodaban como se podía y donde se podía.
       Los escenarios de Harvard y esos maravillosos paseos de los dos protagonistas, se hicieron tras "el milagro" que el director consiguió, tras permitir esta universidad asfaltar algunos senderos donde la cámara literalmente BOTABA. La "SteadyCam" todavía no se había inventado.
       Harvard solo puso una condición. Que el asfaltado lo hiciese el "Asfaltador Oficial" de la universidad. ¿Qué pensabais que eso lo hace cualquiera con un cubo y una pala?, pues menudos son esos de Harvard.
       Me ahorro el resto de la historia por no hacer esto demasiado largo, sólo diré que Erich Segel mientras se rodaba la película, publicó un libro basado en el guión, probablemente porque pensaba que el film sería un fracaso, y este Best Seller ayudó sobremanera el lanzamiento de este largometraje, que no contaba con fondos publicitarios.
       En el primer visionado con los directivos de Paramount, todos se quedaron en silencio al final de la proyección, y alguien dijo: "Arthur, hemos visto todos los ingredientes para una buena película, pero algo no está bien..."
       A las 3 de la mañana de esa noche Arthur Hiller llamó al montador Robert C. Jones y todas las primeras escenas de aquel montaje, donde Oliver recibía la noticia de que Jenny iba a morir, pasaron al final del film. Bueno todas NO, en la introducción se nos notifica que mi querida Jenny Cavilleri, no acabará los 90 minutos de proyección. Un error garrafal señor Hiller, para una cosa que salió como estaba planeada.



Un libro, un mito.

      
       
       El día 31 de octubre se cumplieron 396 años, desde que D. Miguel de Cervantes y Saavedra colocó el punto y final a la segunda parte, de un libro que para siempre sería conocido como: El Quijote
       Cuentan que aquel día de otoño del año del señor de 1615, D. Miguel, mermado de salud, y achicado de fuerzas, restañó la afrenta que para él había supuesto la publicación en Tarragona, de una segunda parte de las aventuras de su personaje, por un tal Avellaneda
       Sólo él podía completar las andanzas de Alonso Quijano, y seis meses antes de morir, el caballero andante ponía punto final a sus correrías.
       El  Libro estaba acabado, y comenzaba el  Mito




       Aprovecho esta efeméride, para cumplir una promesa. Dejo en esta entrada la que probablemente sea la mejor edición, por completa, estudiada e impresa, que jamás tuvo este libro; y conste que ha tenido muchas y algunas de ellas maravillosas.


Descarga aquí "El Quijote" Ibarra (1780)